Me esperas al final del Universo

Para ti, papá 

Siempre nos vemos en mis sueños y no hay distancia entre nosotros.
Siete años han pasado y cada día recuerdo cuando me hablabas de tu infancia, de las casas del pueblo, de tu madre. La emoción de tumbarte  a mirar las estrellas junto a tus hermanos en la era, cerca del cortijo y sin miedo a nada. Os divertía contar las estrellas. ¿Pedimos  un deseo?

Pepe y Amalia perseguían las ovejas y buscaban ratoncillos entre la retama. El abuelo se enfadó cuando Manuel pintó los labios a la mula, o Remedios intentaba volar saltando desde el granero. Mientras  María y Antonio recogían las olivas cerca de la rambla.

Entonces no hacía falta nada para jugar y sonreír, tenemos todo el futuro por delante. ¿Qué habrá detrás de aquellas montañas?

A veces oigo la guitarra al amanecer, el romance anónimo y el fandango. En aquellos días me despertaba la solea, el punteo de un ejercicio… Hace poco encontré el libro que te regalé, marcado en ese punto infinito en el tiempo. Ahora que no estás creo oír esas mismas canciones en otro amanecer. Me enseñaste que hay que repetir muchas veces el ejercicio hasta que lo aprendes.

Hoy en mis sueños volvemos a sentarnos juntos al atril con esas mismas  melodías. Y en ese sueño te abrazo muy fuerte. No quiero despertar. No tenemos mucho tiempo. ¿Volveré a soñar contigo? Debo despertar en ese lugar donde tú me esperas.

Si tú me esperas al final del universo volveremos a vernos en otro amanecer, en otro despertar, en otra vida.

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Estos días estuve ausente, en otra galaxia. Tengo mis razones y mis perezas. Espero ser fiel a partir de ahora

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